No sé si os he contado que con mis amigas de Vitoria, las de toda la vida, esas que veo dos veces al año, amigas desde los 4 años del parvulario, pues con esas hace ya 3 años unas navidades hablando de leer surgió la idea a hacer un club de lectura que cada mes eligiera una el libro e hiciera una entrada en un blog que creamos a este fin, y las demás comentaran sus impresiones. Bueno pues 3 años después en estas seguimos, sin hacer ni caso al blog, pero proponiendo un libro al mes y leyéndolo todas, a mi me encanta porque como nos vemos tan poco pues nos sirve de vínculo.
Además tiene la ventaja (a veces incoveniente…) de que al elegir el libro otra persona lees cosas que nunca harías sino fuera así, y algunas son agradables sorpresas, otras casi casi un castigo…
Bueno todo este rollo viene a que el libro que Pilutxi ha elegido este mes es Memoria por correspondencia de Emma Reyes, solo puedo decir gracias Pili por tu elección.
Memoria por correspondencia
Confieso que al leer la sipnosis lo empecé con reservas, pero rápidamente me engancharon las penurias de la pequeña Emma, porque narra en forma de cartas su infancia, una infancia llena de miedos y carencias, lo cuenta de adulta pero como si fuera la niña observadora la que lo contara, con descripciones minuciosas, recuerdos que a pesar de la dureza de su vida aparecen carentes de rencor con la naturalidad de la niña que lo cuenta, sin juicios ni observaciones de la Emma adulta que lo escribe…
Por momentos es tan triste, la carencia de todo, pero sobre todo de afecto…pero a la vez resulta tierna su inocencia, y alucinante como el miedo enseña de rápido…la época en la que vivió, o sería más correcto decir sobrevivió en el convento es especialmente duro, el concepto de caridad se pone absolutamente en entredicho…en fin creo que es una lectura muy muy recomendable.
Es una autobiografía de la niñez de la artista colombiana Emma Reyes, que acabó sus días como pintora viviendo en Francia y que no quiso que se publicara este libro hasta después de su muerte y que en un gesto de generosidad legó todos los derechos del libro para alguna fundación que ayudara a los niños pobres de Colombia, aquellos que viven lo que ella vivió y nos cuenta en el libro.
Y al leerla constantemente me venían a la cabeza otros dos libros que me impactaron muchísimo, también de infancias difíciles:
Mi planta de naranja lima
Mi planta de naranja lima de José Mauro de Vasconcelos, es la historia de Zezé ,un niño pobre de Brasil, de 5 años, que de mayor quiere ser poeta y llevar corbata de lazo, que vive rodeado de probeza e incomprensión. Conjuga con una perfección sublime la crudeza de la vida con la inocencia e imaginación de los niños, la capacidad de abstración de la realidad de infancia, sus universos inventados, sus deseos infantiles, como tener un regalo en navidad. Con solo 5 años, cuida de su hermano menor, inventa juegos para él.
La vida ante sí
Y como no, La vida ante sí de Emile Ajar, todos los niños del mundo tienen «La vida ante sí», la vida por delante pero la diferencia estriba en donde naces, eso nos hace diferentes a unos de otros, marca nuestra vida y nuestro futuro.
Este libro cuenta la vida de Momo un niño árabe, hijo de puta (literalmente), que nos hace sonreir y hasta reir en algún momento, para entristecernos en el siguiente párrafo. Es una historia tan triste pero contada con tanta ironía que consigue que sonríamos, a pesar del drama. Es una historia hermosa, aúna la ironía salvaje y la ternura. La historia se desarrolla en París (en el que no sale en las películas, el que no vemos los turistas), una antigua prostituta judía (ya vieja y fea) superviviente de los campos de exterminio recoge a hijos de prostitutas por poco dinero. Viven en un suburbio, en un sexto sin ascensor, rodeados de negros, prostitutas, travestis, personas marginales, personajes grotescos de los que Momo nos muestra su lado más tierno y humano. El final es demoledor.
Simplemente genial, absolutamente recomendable. La mezcla de dureza y ternura es algo único, emociona con risa o con llanto, mezclando los dos, 246 páginas que vuelan.

Los juegos también son una forma de ejercitar la mente, es la forma perfecta para pasar un buen rato y disfrutar, pero sacándole un provecho para desarrollar además el intelecto.